El cono de helado fue inventado en 1903 por Italo Marchionni

1911

Arnaldo Lisarelli nació en 1911. Ingeniero aeronáutico para la aviación italiana durante la Segunda Guerra Mundial, después de la guerra trabajó en una pequeña empresa que producía máquinas manuales operadas con carbón para cocinar conos de helado. Tras el cierre de la fábrica, decide iniciar su propio negocio.

1947

Arnaldo fundó «ORMA», su primera empresa en Roma, diseñando su máquina para cocción manual, diferente y cualitativamente mejor que las anteriores, gracias a un nuevo sistema de cocción y caída automática de los cucuruchos. Así comenzó el estudio de los sistemas de cocción automática para el creciente mercado de conos de helado.

1963

El negocio se expandió y Arnaldo trasladó la fábrica a una instalación más grande. Nace «ALMA»: Arnaldo Lisarelli Maquinas Alimentarias. En ALMA Arnaldo diseña con su hijo Manlio y siguiendo los consejos de los clientes, el prototipo de un horno totalmente automático con una mecánica única e ingeniosa por su simplicidad para la producción de cucuruchos (conos) y tarrinas de helado.

1968

Arnaldo patenta la primera máquina automática para cocinar cucuruchos (conos) de helado: un verdadero éxito en Italia y en todo el mundo. Es una maquinaria altamente especializada e innovadora, tanto es así que todavía está en funcionamiento hoy después de su reacondicionamiento.

1984

La afirmación del producto en los mercados nacionales y extranjeros conduce a una nueva transferencia de la empresa al área industrial en las afueras de la capital. Y así nace «IMAR»: Industria de Maquinaria de Alimentos Roma. Siguiendo los pasos de Arnaldo, la ética y la filosofía de la primera generación aún impregnan la empresa y la historia familiar hasta nuestros días.

De 2000 a 2020

En los últimos años, el I.M.A.R. nunca se ha detenido en el proceso de desarrollo e innovación tecnológica de su maquinaria, con el objetivo de mejorar continuamente los hornos de AML y satisfacer las solicitudes de sus clientes.
En particular, la atención de Roberta y Arnaldo y todo el personal de IMAR se dirigió a:
– Reducir el consumo de electricidad y gas de AML;
– Búsqueda de materiales y componentes de alta calidad con tecnología avanzada;
– Invertir en seguridad de la máquina;
– Diseñar productos de obleas con formas cada vez más particulares;
– Compra de impresoras 3D para hacer modelos;
Invertir en centros de trabajo de control numérico CNC  cada vez más eficientes para la fabricación de moldes de alta calidad.

¿Qué pasa con el futuro? Ciertamente estará lleno de nuevos proyectos y desafíos.